La Virgen que se ausentó por un rayo
“No sé si valga la pena
restaurar la imagen”, opina especialista
Tania Florez y Adrián Roa M.
Cartagena
Los restos de cirios y flores marchitas adornan el altar de la
Virgen del Carmen, pero ella está ausente. La santísima cayó al agua después de
recibir un rayo el domingo pasado. Una tormenta eléctrica la noqueó de una sola
descarga. La estatua de ocho metros y cinco toneladas que vigilaba la Bahía de
Cartagena está en el fondo del mar, hecha trizas.
Los buzos de la Armada Nacional se sumergen tres metros durante
cinco horas para rescatar las piezas. El obstáculo principal es el coral
muerto. Trabajan con dragas y chorros a presión para destapar la zona. Sobre el
buque de rescate se observan algunas pistas. Unos dedos de mármol del tamaño de
un gigante pisan la superficie. “El peso de la estructura y la poca visibilidad
debajo del agua están dificultando enormemente esta misión”, declaró Óscar
Granados, sargento de la Infantería de Marina.
Para Eduardo Hernández Fuentes, director de Artes Plásticas de la
Universidad de Bellas Artes, la estatua no tiene ningún valor artístico,
estético, sino religioso. “No sé si valga la pena restaurar la imagen”, dijo en
entrevista desde su cubículo. “Yo sugiero algo más contemporáneo, un símbolo
más universal y menos referido a un culto religioso”.
Hernández Fuentes, con señas y gestos, propone la instalación de una
luz láser digno del arte contemporáneo. “La luz es algo que nos une y no
recuerda los conflictos religiosos pasados”. El especialista en administración
de museos apuesta por la unión aunque las opiniones se polaricen: por un lado,
los escépticos aseguran que Dios, a través del rayo, derrumbó la Virgen para
evitar la adoración de imágenes. Y por el otro, los devotos que cada 16 de
julio navegan hasta los pies de la estatua para rendirle homenaje: una misa, un
ramo de flores, un ‘milagrito’; ellos esperan su reconstrucción.
El alcalde de la ciudad, Dionisio Vélez, quien al final de cuentas
tiene la última palabra, anunció la restauración de la imagen en su cuenta de Twitter. Su esposa, María Victoria
Donado, será la encargada de recaudar los fondos para la operación. Hasta ahora
son sólo buenas intenciones pues se debe esperar a que todas las piezas del
rompecabezas estén sobre la mesa.
La estatua obedece a una tradición que llegó desde España en 1958. La
Virgen se instaló para entonces en el Baluarte San Lorenzo, al final de la
calle del Arsenal, de espaldas al mar. En 1983, la iniciativa de la
Arquidiócesis de Cartagena la trasladó en grúa flotante a la mitad de la bahía,
sobre un arrecife, donde tuvo una vista privilegiada hasta que el rayo la
tumbó.
La Virgen del Carmen es la patrona de navegantes y pescadores, es la
protectora de quienes se aventuran en el mar. Enrique Villero, pescador, se le
encomendaba antes de salir en su bote cada mañana. “Me enteré por Whatsapp,
algunos compañeros comenzaron a decir que se había caído”, comentó el lanchero
de 28 años.
Villero lo dice con nostalgia: “cada vez que uno mira para allá es
como si viera un mocho, es un monumento que uno está acostumbrado a ver, en
estos días hace falta”. El pescador alza el brazo para persignarse: “virgencita
ayúdame y protégeme por donde vaya”.
El Arzobispo de Cartagena, Jorge Jiménez Carvajal, al igual que la
mayoría de los ciudadanos, quiere saber si se puede reconstruir la estatua. Jiménez
envía un mensaje a quienes vieron caer uno de los símbolos más representativos
de la ciudad: “nos queda decirle a los cartageneros que sigan confiando en la
Virgen”, la que se ausentó por un rayo.
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