Venezolanos en
Getsemaní:
entre
oportunidades y desplazamiento
Bar del Sur,
Mochima y Mystic House son algunos de los comercios que ha inaugurado esta
comunidad
Marcy Alejandra Rangel
Cartagena.- Venezuela es un país de
emigrantes. La crisis estructural que se agravó hace 15 años ha provocado que
la generación de profesionales recién graduados abandone su lugar de origen
para buscar una mejor calidad de vida. Luis Vicente León, en una encuesta de
Datanálisis, aseguró que el 25% de los venezolanos conoce a un familiar o amigo
que se ha ido. En diciembre, uno de cada 10 venezolanos se encontraba en
trámites para emigrar.
Parte de esa cifra son los 90
mil que viven en Colombia, según la Universidad Central de Venezuela, que
asegura que cada
día 52 venezolanos se mudan a este país. No hay números precisos de cuántos
de esos emigrantes han llegado a Cartagena de Indias, pero solamente en el
barrio de Getsemaní hay un sector con cuatro comercios atendidos por sus
propios dueños: venezolanos del estado Falcón, costa noroeste de Venezuela.
Subiendo por la Calle de la Media
Luna está Christian Condo, dueño del hostal Mystic House, una casa con camas en
alquiler entre 25 mil y 135 mil pesos colombianos. En la Calle del Guerrero se
encuentra Arturo, famoso por su carrito de arepas. En la del Carretero está la
tienda Mochima, homónimo del Parque Nacional que se encuentra en el estado
Sucre, costa este de Venezuela. Sus dueños, Juan Carlos y Evelyn Binario,
decidieron vivir en Cartagena hace cuatro años. No viajaron por vacaciones,
sino a buscar oportunidades. Y la consiguieron en esa tienda que vende ropa y
accesorios, además de waffles dulces por la tarde. En la misma acera se
encuentra El Bar del Sur –uno de los ocho mejores de Cartagena según el Primer
Concurso de Mixología del Hotel Sofitel Legend Santa Clara que se celebró en
junio–. Es atendido por Mario Loaiza, el dueño, quien trabaja junto con
cuatro venezolanos más. Llegó en noviembre de 2014 con ganas de emprender y
arrendó la casa que decoró con fotos de personajes, frases y lugares de la
cultura latinoamericana. “Todos los hombres sueñan con tener un bar, y yo tenía
una micro cervecería artesanal llamada Falcón que empezaré a producir aquí el
mes que viene”. El bar estilo bohemio abrió el 15 de noviembre, en Getsemaní.
Mystic House Hostel, propiedad del venezolano Christian Condo | Foto: archivo |
Lorenzo Mendoza, Presidente de
Empresas Polar, dijo en una alocución que quien se iba del país “cambiaba unos
problemas por otros”. Al llegar a Cartagena, estos cinco venezolanos se
encontraron con un barrio que tiene una historia rica en patrimonio: es el
barrio heroico, donde se alzó el grito de independencia, pero además es un
lugar que pasó de ser el más peligroso de Cartagena, a convertirse en uno de
los más turísticos. Los nativos están siendo desplazados por otras personas de
mayor estrato económico que, como los venezolanos, quieren convertir el barrio
en turismo puro.
Luego de la apertura del Café
Havana en 2006, comenzó la apuesta y la revalorización de las propiedades. En
palabras de Brigitte Meza, especialista en Gestión Turística, existen 90
hoteles en Getsemaní que, junto con restaurantes y bares, han hecho que el
barrio pase de estrato dos a estrato seis. Esto quiere decir que los nativos
han tenido que salir de sus casas por el alto costo de los servicios básicos
(agua, luz, gas) o porque los nuevos interesados en hacer vida allí les compran
sus casas en 400, 600 y hasta 800 millones de pesos –cuando una casa en otro
lugar de Cartagena bien podría costar a partir de 50–. Eso ha creado un
movimiento de resistencia, con el 8% de nativos que queda en el barrio, quienes
se niegan a vender sus propiedades y salir de ahí. A este proceso, se le ha
dado por nombre el anglicismo “gentrificación”.
Mario Loaiza, dueño de El Bar del Sur | Foto: MAR |
Para Loaiza no fue fácil entrar
en Getsemaní: “Este barrio es pesado. Cuando llegamos, vivíamos en la Calle La
Lomba en donde no hay ningún comercio, puro getsemanisense. Fue difícil vivir
ahí, por la discriminación que sentíamos, pero de tanto caminar por ahí todos
los días fuimos logrando aceptación”. El dueño de El Bar del Sur forma parte de
la Comisión de Turismo y Cultura Sostenible como representante de la empresa
privada. Su negocio es uno de los que está a favor de integrar a la comunidad
en sus negocios para crear pertenencia; dos de sus trabajadores son nativos de
Cartagena y la idea de la comisión es incentivar a que la comunidad pueda
trabajar en el comercio. "La organización Tu Cultura, a la que pertenezco, hace eventos culturales, tiene programas
para prevenir el consumo de drogas y yo voy porque siempre hace falta que esté
alguien de la empresa privada para dar ideas y defender a los empresarios”.
En Venezuela las posibilidades de
crecimiento son mínimas. Loaiza todavía mantiene abiertas el par de tiendas con
las que sobrevivía en Venezuela, pero no sabe cuánto tiempo más pueda hacerlo
por el costo que representa la constante subida de la inflación, que cerró en
2014 con 68% en cifras oficiales. En Getsemaní hay posibilidades de abrir un
nuevo bar y lograr ahorros para continuar la búsqueda por un lugar que ofrezca
la tranquilidad que no encontraron en su país de origen. Las ciudades capitales ya no
son la única opción.
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