miércoles, 5 de agosto de 2015

Entrevista - Carlos Piedrahita

El pintor que pone a bailar champeta a las paredes

La champeta suena en cada esquina de Cartagena. El baile, la jerga y los sonidos propios de su cultura están en el aire,  pero un pintor de sonrisa pícara y brocha rápida las hizo visibles.

 ‘El Runner’ es el creador de los carteles tradicionales para las fiestas de champeta. Sin él no llega la gente a un ‘picó’ o como lo explica: “Un picó sin la cartelera mía queda mamando”. Mantiene el mismo estilo desde hace 35 años, cuando ‘El Conde’ un reconocido ‘picó’ del barrio La Candelaria, rompía con música a todo volumen la tranquilidad de la  Cartagena que duerme por fuera de las murallas. Su relación con estas fiestas era la de un fiel aficionado, “Había un club que hacía bailes en la calle de los palenqueros, se llamaba Los Patines de Cuba, cuando eso se hacían los ‘picós’ con música africana traída de Barranquilla, como no tenía plata para pagar la entrada, yo me paraba afuera con una grabadora en la cabeza para guardar en un cassette la música porque no se conseguía”.

La afición a éste música era tanta, que un día decidió modificar un cartel antiguo de un 'picó' para decorar su casa, “Yo agarré un cartel normal, lo pinté con marcadores y lo puse afuera de mi casa, luego una persona me pidió que le hiciera más carteles como ese, encargándome ocho, entonces yo le dije que los hacía con la condición de que me entrara gratis a las fiestas. Cuando vieron mis afiches todos los ‘picós’ empezaron a desearlos. Para un evento grande como el que organiza el ‘Rey de Rocha’ en la plaza de toros pinto hasta 500” Los afiches del 'Runner' cuestan entre 1.500 pesos, 2.000 hasta 60.000 los más grandes.

El estilo de los carteles fueron su aporte a la cultura ‘champetuda’. Con el tiempo aprendió un par de trucos que lo mantienen como el favorito de todos, “Yo le pongo el fondo amarillo y letras rojas para que los carteles se vean a leguas, pero la letra y el estilo son los fundamental. Cuando sacan los afiches digitales tú los ves y no crees que sean de un baile de champeta, nadie lo entiende. Es otra cosa, ellos tratan de hacerlo, lo hacen bien, pero no lo hacen como yo, así de simple”.


Los afiches del 'Runner' se propagan por los barrios Olaya Herrera, El Bosque, Torices y el  mercado de Bazurto, allí son parte del paisaje. “Cuando yo pinto una cartelera la gente me dice que las vio en la calle, todos las distinguen. Yo salgo en mi moto por la ciudad  con el radar encendido para ubicar los espacios estratégicos donde poner los carteles”. Aunque muy pocos conocen su verdadero nombre -José Corredor-,  en la calle reconocen tanto a 'el Runner' como a sus letras. Cuando pinta el muro para el ‘picó’ del próximo domingo, desde los buses y las motos le gritan “¡Runner!” y él levanta la mano para corresponder el saludo sin quitar la vista de la pared.


No todo es el estilo, el ‘Runner’  hace honores a su apodo, “en 15 minutos te pinto un un muro grande” promete antes de empezar, cuando termina  el detalle de la última letra mira el reloj  y se ríe, ha cumplido. 

La velocidad no le resta calidad, y esa es otra de sus filosofías. “Me duele hacerle una cartelera mal a cualquier ‘picó’, yo voy en mi moto y me doy cuenta que cada picó tiene su estilo, a cada uno le he creado su letra propia. Ellos me los agradecen, hoy ya no solo entro gratis a los ‘picós’ sino que me dan hasta seis boletas para que entre con mis hijos. Allá me llevo mis roncitos y lo que no llevo lo compro en la cantina y me lo descuentan”.

Cuatro de sus diez hijos trabajan con él para hacer el relevo generacional. “Se mantiene la tradición, yo a ellos les enseñé desde pequeños y ya todos manejan el mismo tipo de letra mío que es único, ya puedo salir a pintar a la calle y ellos se quedan en el taller pintando carteles. He entrenado a 12 pintores en mi taller, primero los pongo a que le echen el amarillo del fondo, así van soltando la mano, luego les dejo que pongan la fecha o el nombre de los políticos que a veces me dan plata para figurar en mis afiches, y ahí se van, con los regañitos y los regañitos uno les va enseñando.”

Los carteles del ‘Runner’ son tan populares que ya se venden camisetas estampadas con éstos diseños y hay personas que coleccionan sus anuncios. “A veces los dueños de la pared donde pinto los carteles me piden que les arregle el muro, que quite la fecha y el lugar para que les quede la pintura en el muro para siempre. Mis carteles bailan como la champeta, por eso me piden que haga carteles para los videos musicales, así fue con el del serrucho, sale la gente bailando y gozando y obvio, mis carteleras pa’ arriba”.

El 'Runner recoge  pinturas y brochas tan rápido como las desempacó. Se sube a la motocicleta en la que se transporta con un asistente y desaparece entre el tráfico. En el edificio abandonado de Tránsito en Cartagena quedó otro de sus carteles. Después del próximo domingo la información de la pintura dejará de tener sentido, pero los colores y el estilo del 'Runner' se mantendrán con fuerza en la pared blanca, hasta la próxima fiesta.




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