lunes, 10 de agosto de 2015

Crónica 2-Arturo Sánchez

El ejército en la mira de las críticas


La CIDH pide que los soldados respeten los derechos humanos


Arturo Sánchez Jiménez. México DF. El ejército mexicano continúa en medio de la controversia por su respeto a los derechos humanos. Las críticas vinieron esta vez de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que pidió este fin de semana al gobierno que investigue con imparcialidad la actuación de los militares en tareas “que le competen exclusivamente a la policía”.

El organismo revisó tres casos recientes en los que hay soldados señalados como responsables de la desaparición y asesinato de ciudadanos: una manifestación en julio en Santa María Ostula, Michoacán, donde un grupo de militares supuestamente disparó contra la población, lo que dejó dos muertos, uno de ellos un niño de 12 años; la participación de elementos del ejército, también en julio, en el secuestro y homicidio de siete personas en Calera, Zacatecas; y el caso Tlatlaya, ocurrido en junio de 2014. Ahí murieron 22 supuestos narcos, 15 de ellos asesinados por soldados cuando se habían rendido, de acuerdo con una investigación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.(Lea aquí sobre los casos Ostula, Calera y Tlatlaya)

Sobre este último caso, la CIDH citó un informe del Centro ProDh, que indica que los asesinatos tuvieron lugar luego de que la Secretaría de la Defensa Nacional, encargada del ejército, dio la orden de “abatir delincuentes en la oscuridad” para “reducir la violencia”.

“Las fuerzas armadas son entrenadas para la defensa de un país contra un enemigo externo, por lo cual carecen del entrenamiento adecuado para cumplir con la misión de hacer cumplir la ley”, sostuvo al organismo en un comunicado. Planteó que es fundamental la separación “clara y precisa” entre la seguridad interior como función de la policía y la defensa nacional como función del ejército.

Para la CIDH la historia demuestra que la intervención de las fuerzas armadas en cuestiones de seguridad interna en general se encuentra acompañada de violaciones de derechos humanos.

No es la primera vez que un organismo internacional pide al gobierno que los soldados dejen de hacer actividades que le corresponden a la policía. En agosto pasado, Human Rights Watch sostuvo que el ejército mexicano "que no tiene la cultura de respeto a los DDHH”, por lo que debería regresar a sus cuarteles.

También han reclamado la ONU y Amnistía Internacional (AI). Para el relator de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, Christof Heyns, la presencia de militares en tareas de seguridad pública representa un riesgo para los ciudadanos porque fomenta violaciones a los derechos humanos. Por esa razón considera urgente que las autoridades mexicanas cambien su estrategia de combate a la delincuencia. Perseo Quiroz, director ejecutivo de AI México, firmó en julio una carta en la que varias organizaciones de defensa de los derechos humanos sostuvieron que es indispensable que el ejército deje de realizar labores que le corresponden a la policía. Quiroz aclaró que las organizaciones no pretenden que se descuide la seguridad, sino que se respete la ley.

La lucha contra el crimen organizado comenzó en 2006 con la llegada de Felipe Calderón a Los Pinos. Puso al ejército en las calles y comenzó lo que en un principio se conoció como la “guerra contra el narcotráfico”, que en ese sexenio dejó 101 mil personas muertas y casi 345 mil víctimas de la violencia, esto de acuerdo con un conteo del Centro de Análisis de Políticas Públicas. En los tres primeros años de gobierno de Enrique Peña Nieto van más de 37 mil homicidios, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública.

En 2011 45 mil soldados estaban en las calles haciendo tareas de seguridad, según la Sedena. En una respuesta a una solicitud de información pública de mayo pasado, la Secretaría afirmó que 3 mil 978 mil militares hacen tareas de combate al crimen en todo el país.

El secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, dijo en julio al diario Excelsior que cuando se dé la orden de regresar a los cuarteles, “seremos los primeros en aplaudirla y la cumpliremos el mismo día en que se ordene”.

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