ENTREVISTA: natalia
díaz|cantante
"Soy una mujer que valgo mucho"
La primera
cantante de champeta teme por la representación de la mujer en la música
La champeta surge como género
musical en los años ochenta en Cartagena, en el Caribe Colombiano. En 1981
aparece por primera vez una producción cantada e interpretada por cartageneros
de barrios marginados; en los dos mil el género decae, se le acusa de carente de
creatividad y de machista. La champeta se sostiene pese a las críticas engendradas
y su baja rentabilidad.
Natalia Díaz en su residencia en El Pozón |
Los dos mil fue para la champeta
los peores años, no había nada de la generación que inauguró el género. El Jhonky, icono músical, estaba muerto.
Se dio espacio para que otros aparecieran, las canciones gustaron poco, las
historias populares habían desaparecido de las letras y las melodías eran cada
vez más tétricas y más baratas. Era una época infértil. Natalia Diaz, cantante
de champeta, que pretende regresarle vida al género sin apologías al sexo,
al machismo o a la violencia, insiste en reivindicar el papel de la mujer desde
la música.
La champeta siempre ha sido de
hombres: El Sayayín, Mr. Black, Louis Towers, Elio Boom, Charles King. Lo primero que se discute
¿Por qué no hay mujeres? “Lo primero es
la costumbre, Cartagena es así. Siempre han visto a hombres que canten y
canten, pero no es porque las mujeres no seamos buenas cantando, no. Lo que
pasa es que no nos atrevemos, pensamos que no vamos a pegar (sonar)”. Entonces
¿Por qué cantar en un género que parece excluir a la mujer? Me mira y se rie
carcajadas. “¿Quién dijo que la champeta
excluye a las mujeres? Cuando tú vas a un picó (evento musical exclusivo
para champeta), no te encuentras solo a
hombres, ves a mujeres bailando también. La música no, las letras a veces”
La champeta es señalada de
facilista. Se considera la industria musical con relación al género es de
principiantes y que cualquiera podría hacerlo. La cantante piensa lo contrario,
“No es tan sencillo. Para entrar a la
champeta tuve que insistir e insistir. Lo que pasa es que tú tienes que cantar
con un picó, no se puede sin eso, te mueres. Por fortuna conocí a Juan Carlos
Sosa del Gemini (Picó) y luego después de varias pruebas me puso a grabar”.
Un
tema a favor de la mujer
La champeta había recurrido a
casi todo sobre la cultura popular de cartagenera para inspirarse, faltaba la
mujer. “Yo pensaba qué chévere sería
hacer una canción que fuese a favor de la mujer, porque yo veo que si las
tratan mal. Pensé en cambiar la temática a lo que siempre han venido cantando
los hombres y puedo aportar algo diferente y grabé la champetua, esa canción
fue un éxito en dos meses, qué cosa loca, y las mujeres se sentían
identificadas”. El mensaje parece ser recibido y aceptado. “No solo fue aquí, Sosa me decía: Mira hay
que viajar está canción no solo es en Cartagena. Fuimos hasta Caracas. Al
regreso, me doy cuenta que ya otras mujeres estaban cantando champeta”
No resiste y canta: “Soy una mujer que valgo mucho, y no me
importa si me dicen champetua… ”
La rentabilidad de género también
ha sido un tema de discusión. “Los eventos eran muy mal pagos, por un show me
pagaban cien mil, doscientos mil pesos, a veces se llegaba al millón a veces”.
Natalia lo contrasta con el mantenimiento de los artistas “Yo
siento que no hubo un apoyo económico. En las emisoras había que pagar para
sonar. No es como tener un manager, llamando a las emisoras, llegando a algunos
acuerdos. Todo giraba en torno al dinero, si no hay dinero no hay pegada, hay
que invertir en publicidad, millones, en imagen, millones. Algo que no todos quieren hacer”.
Independencia
Para sobrevivir – dice Natalia –
hay que ser independientes. “Yo tengo un estudio musical en casa, construyo ese
estudio porque las filas para grabar era largas y el tiempo era poco, unos quince minutos. Al
principio no era para nada comercial, pero luego, cuando la gente comenzó a
venir y a preguntar si aquí quedaba un estudio, yo empecé a cobrar treinta mil pesos la hora. Esto fue
otra manera de sobrevivir con los malos pagos de los eventos”
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