viernes, 7 de agosto de 2015

Arturo Sánchez

La estafa es el riesgo mayor para los turistas en Cartagena

Las autoridades recomiendan no contratar servicios con comerciantes no autorizados

Arturo Sánchez Jiménez. Cartagena.

El principal riesgo para un turista en esta ciudad es ser estafado. Según las autoridades, contratar servicios con proveedores no autorizados puede significar cobros excesivos o promesas que no se cumplirán. Y si un turista tiene una queja, pueden pasar semanas antes de que obtenga una solución.

De los 4.980 millones de dólares que dejó el turismo en Colombia durante 2014, alrededor de la sexta parte la generó Cartagena de Indias. La ciudad es el segundo destino en importancia del país, pues el año pasado recibió 1.536.875 viajeros, 186.943 de ellos extranjeros.

La presidenta de la Corporación de Turismo de la ciudad, Zully Salazar, dijo en mayo que los cobros excesivos a los turistas podrían “matar a la gallina de los huevos de oro”. En esas fechas se difundió el caso de un viajero caleño al que en La Boquilla le cobraron 226.000 pesos por tres platos de sancocho. La policía intervino y le devolvieron 170.000. “Conductas como la denunciada y otras de las que también he tenido conocimiento, como el cobro exagerado en las carreras de taxi, atentan la estabilidad laboral de muchos cartageneros, pues 30 por ciento de los empleos dependen del turismo”, sostuvo en aquella ocasión.

Héctor González, encargado de área de atención al turista del mismo organismo, explica que hay muchos turistas que por ahorrar algo de dinero aceptan las ofertas que los vendedores les hacen en la calle para ir, por ejemplo, a visitar las Islas del Rosario. Los precios suelen ser más bajos que los que anuncian las agencias, pero no siempre cumplen. En esos casos, los turistas recurren a la corporación para hacer una reclamación. “No somos autoridad, así que no podemos castigar a quienes abusan de los turistas. Lo que intentamos es que las partes lleguen a un acuerdo, pero esto no es muy rápido. A veces nos lleva semanas resolver un caso”, reconoce.

González dice que otro tipo de estafas, como que a los turistas se les den billetes falsos o que los taxis les cobren de más “pasa, pero lo mismo que en todas las ciudades”. Comenta que existe un proyecto para implementar el uso de taxímetros en la ciudad, pero aún es un borrador. “Debemos consultar a los taxistas y a los prestadores de servicios turísticos para saber si sería benéfico para la ciudad usar los taxímetros. Además deberíamos hacer un plan piloto, un análisis y ver cómo ha funcionado en otras ciudades”.

Lo que sí se ha implementado es un servicio de objetos extraviados. Si alguien encuentra un objeto en las calles de Cartagena, debe llevarlo a uno de los seis módulos de información que el corporativo tiene en la ciudad. Ahí llenará un formulario con la descripción de lo hallado. Si en los siguientes dos años un viajero reclama el objeto, deberá llenar otro formulario. Con otros formularios reciben las quejas y felicitaciones que los viajeros tienen para los prestadores de servicios.

La autoridad es la policía turística, que tiene 40 agentes para vigilar las playas y calles de Cartagena. También están en el aeropuerto, el muelle y la terminal de transportes. Amaury Tatis, oficial de 37 años, indica que la agrupación supervisa que los hoteles, restaurantes y agencias de viajes estén inscritos en el registro nacional y recibe las denuncias de los viajeros.

Si un turista quiere denunciar a un prestador de servicios por no cumplir con lo que le ofreció, tiene 45 días para acudir con las autoridades, según la ley. En un formulario debe hacer una síntesis de lo ocurrido, dar el nombre y dirección de la empresa o persona denunciada además de los sus propios datos y llevar fotocopias de sus boletos o contrato. Todo esto se manda a Bogotá, donde el Grupo de Protección al Turista inicia una investigación administrativa. Tiene cinco días para avisar al denunciado de las acusaciones y éste tiene otros cinco para responder. La decisión se da en otros cinco días, a menos que haya apelaciones.

El principal riesgo que tienen los turistas es ser estafados, considera Tatis. “En las calles hay muchos vendedores que sólo quieren ganar su comisión, así que ofrecen hasta lo imposible para vender algún paquete de servicios que no prestarán ellos, sino una agencia”. Así que, señala, es común que los turistas reclamen que las agencias no cumplieron lo que el vendedor ofreció.




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