La estafa es el riesgo mayor para los turistas en Cartagena
Las autoridades recomiendan no contratar servicios con comerciantes no autorizadosArturo Sánchez Jiménez. Cartagena.
El principal riesgo para un turista en
esta ciudad es ser estafado. Según las autoridades, contratar
servicios con proveedores no autorizados puede significar cobros
excesivos o promesas que no se cumplirán. Y si un turista tiene una
queja, pueden pasar semanas antes de que obtenga una solución.
De los 4.980 millones de dólares que
dejó el turismo en Colombia durante 2014, alrededor de la sexta
parte la generó Cartagena de Indias. La ciudad es el segundo destino
en importancia del país, pues el año pasado recibió 1.536.875
viajeros, 186.943 de ellos extranjeros.
La presidenta de la Corporación de
Turismo de la ciudad, Zully Salazar, dijo en mayo que los cobros
excesivos a los turistas podrían “matar a la gallina de los huevos
de oro”. En esas fechas se difundió el caso de un viajero caleño
al que en La Boquilla le cobraron 226.000 pesos por tres platos de
sancocho. La policía intervino y le devolvieron 170.000. “Conductas
como la denunciada y otras de las que también he tenido
conocimiento, como el cobro exagerado en las carreras de taxi,
atentan la estabilidad laboral de muchos cartageneros, pues 30 por
ciento de los empleos dependen del turismo”, sostuvo en aquella
ocasión.
Héctor González, encargado de área
de atención al turista del mismo organismo, explica que hay muchos
turistas que por ahorrar algo de dinero aceptan las ofertas que los
vendedores les hacen en la calle para ir, por ejemplo, a visitar las
Islas del Rosario. Los precios suelen ser más bajos que los que
anuncian las agencias, pero no siempre cumplen. En esos casos, los
turistas recurren a la corporación para hacer una reclamación. “No
somos autoridad, así que no podemos castigar a quienes abusan de los
turistas. Lo que intentamos es que las partes lleguen a un acuerdo,
pero esto no es muy rápido. A veces nos lleva semanas resolver un
caso”, reconoce.
González dice que otro tipo de
estafas, como que a los turistas se les den billetes falsos o que los
taxis les cobren de más “pasa, pero lo mismo que en todas las
ciudades”. Comenta que existe un proyecto para implementar el uso
de taxímetros en la ciudad, pero aún es un borrador. “Debemos
consultar a los taxistas y a los prestadores de servicios turísticos
para saber si sería benéfico para la ciudad usar los taxímetros.
Además deberíamos hacer un plan piloto, un análisis y ver cómo ha
funcionado en otras ciudades”.
Lo que sí se ha implementado es un
servicio de objetos extraviados. Si alguien encuentra un objeto en
las calles de Cartagena, debe llevarlo a uno de los seis módulos de
información que el corporativo tiene en la ciudad. Ahí llenará un
formulario con la descripción de lo hallado. Si en los siguientes
dos años un viajero reclama el objeto, deberá llenar otro
formulario. Con otros formularios reciben las quejas y felicitaciones
que los viajeros tienen para los prestadores de servicios.
La autoridad es la policía turística,
que tiene 40 agentes para vigilar las playas y calles de Cartagena.
También están en el aeropuerto, el muelle y la terminal de
transportes. Amaury Tatis, oficial de 37 años, indica que la
agrupación supervisa que los hoteles, restaurantes y agencias de
viajes estén inscritos en el registro nacional y recibe las
denuncias de los viajeros.
Si un turista quiere denunciar a un
prestador de servicios por no cumplir con lo que le ofreció, tiene
45 días para acudir con las autoridades, según la ley. En un
formulario debe hacer una síntesis de lo ocurrido, dar el nombre y
dirección de la empresa o persona denunciada además de los sus
propios datos y llevar fotocopias de sus boletos o contrato. Todo
esto se manda a Bogotá, donde el Grupo de Protección al Turista
inicia una investigación administrativa. Tiene cinco días para
avisar al denunciado de las acusaciones y éste tiene otros cinco
para responder. La decisión se da en otros cinco días, a menos que
haya apelaciones.
El principal riesgo que tienen los
turistas es ser estafados, considera Tatis. “En las calles hay
muchos vendedores que sólo quieren ganar su comisión, así que
ofrecen hasta lo imposible para vender algún paquete de servicios
que no prestarán ellos, sino una agencia”. Así que, señala, es
común que los turistas reclamen que las agencias no cumplieron lo
que el vendedor ofreció.
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