Con el boxeo en la sangre
Cartagena es la cuna del boxeo en Colombia,
de sus barrios populares han surgido campeones mundiales.
Cartagena. En
el gimnasio Bernardo Caraballo las paredes sudan y el aire es pesado, el ritmo
lo imponen los golpes que retumban contra los sacos y el sonido de las cadenas
que se sacuden. Al fondo sobre un cuadrilátero, Alfonso ‘el Olímpico’ Pérez,
reconocido por ser el primer colombiano en ganar una medalla en unos
juegos olímpicos, ataja los golpes de unos de sus pupilos y cada dos o tres le
lanza un manotazo a la cara para entrenar su defensa. Muchos pelean por la oportunidad de surgir como profesionales, en los puños tienen la esperanza para escaparse de la calle que cada vez le quita más jóvenes al deporte.
Cartagena
está directamente relacionada con la historia del boxeo colombiano, en 1898 Andrés Gómez Hoyos, el padre
del boxeo en Colombia, abrió en la Universidad de Cartagena el primer gimnasio
equipado con implementos traídos de Inglaterra. “Esta siempre ha sido la mata
del boxeo”, dice Juan Castro un taxista, que luego menciona algunas glorias del
boxeo cartagenero, muchos de ellos amigos con los que compartió ring como
amateur, Benny Caraballo, al ‘Turco’ Betruz, Ruben ‘la Cobra’ Valdez,
Alfonso ‘Olímpico’ Pérez y el ‘Kid’ Pambele.
“Muchos
de los jóvenes que llegan al gimnasio se han escapado de ser bandidos, yo
siempre los paro y les exijo que si se van a dedicar, todo es para el boxeo”,
cuenta el ‘Olímpico’ Pérez, que levanta su mirada del cronómetro y grita
“tiempo”, para marcarle a Jose Luis Díaz que debe cambiar de ejercicio, “ el
boxeo es cosa de hambre, este ‘pelao’ va a pelear pronto en 68 kilos y está en
71, entonces tengo que bajárselos”. Saltando la cuerda a un lado del ring de
boxeo se encuentra Camilo Ibarra, de 15 años, con apenas un mes y medio en el
deporte cuenta que todo esto es una excusa para canalizar su predisposición
natural a meterse en problemas, “siempre ando en una pelea, y llegué al punto
en que sentí que tal vez era un talento y tenía que sacarle provecho”.
Alfonso
Pérez aprovecha los descansos para hablarle a los jovencitos de Dios, en un
tono paternal les enseña que existe una justicia divina y que el poder que
llevan en sus puños debe ser usado para el bien, “porque en el mundo está Dios,
y lo que hagas mal se te regresa, no hay nada más verídico”. Pérez ha entrenado
en su historia a cinco campeones mundiales, y ahora está preparando a uno
nuevo, que cuenta con la racha de 19 peleas ganadas de las 19 peleadas. Para
entrenar a los jóvenes llega cada día a las 6:00 de la mañana y sale todas
las tardes a las 5:00. Cuenta con una pensión que le dio
Coldeportes para subsistir, pero ‘El Olímpico’ se resiste a salir de las cuatro
esquinas, “si yo no estoy en el gimnasio me siento mal”, concluye el hombre de
66 años, antes de girarse para a gritarle “¡tiempo!” a un luchador que golpeaba
un saco en una rincón.
Juan Castro, taxista cartagenero y exboxeador. |
Son pocas las veces que un boxeador sale adelante, por eso los campeones son casos excepcionales. Juan Castro empuña con fuerza el timón del taxi cuando recuerda sus aventuras como boxeador hace más de 40 años, recorre en su mente las hazañas de los que sí llegaron al profesionalismo y brinca en la silla cada que describe un golpe o una finta, “yo era más estilista y pegador”, recuerda mientras sonríe mirando por el retrovisor. De las únicas veces que salió de Cartagena fue peleando, así conoció Pereira y Bogotá, pero su carrera fue fugaz como la de muchos, tuvo apenas 25 peleas amateurs y nunca llegó dar el gran salto, del boxeo solo le quedó una cicatriz en forma de cortada sobre el párpado de su ojo izquierdo, “ahora es más fácil, hay más patrocinadores, con 10 peleas buenas ya estás rankeado, yo me salí porque tenía que darle comida a mis hijos, aunque sinceramente a mi me gustaba más la pelea que la comida”.
Los entrenadores del gimansio coinciden en
que ahora se ve más apoyo para los boxeadores, pero también dicen que no es lo
mismo el boxeo de ahora que el de antes, “éstos pelaos son más técnicos pero
les falta malicia, que de eso sí teníamos antes”, comenta ‘el Olímpico’ cuando
alardea de su habilidad natural como entrenador, “yo puedo decirte si un
luchador va a ser campeón con solo mirarlo, se le nota en el porte, pero más
que eso, en la mirada”. Con un grito la atención se desvía a un par de pequeños
que acaban de llegar del precalentamiento, no pasan de los 13 años de edad y
están por debajo de 1.50 metros de estatura, pero la furia de sus gritos y la
intensidad con que golpean los sacos de arena son una muestra de lo que hace un
momento explicaba Pérez, “ve y mira a los ojos a esos niños y te vas a dar
cuenta de que si no estás entrenado, no eres capaz de sostenerles la mirada”.
El taxista esquiva las preguntas como
golpes cuando se le cuestiona por su edad, la suma de sus testimonios permiten
calcular unos 65 a 70 años, no tuvo la oportunidad de ser tan grande como ‘el
Olímpico’ o 'Benny' Caraballo, pero el boxeo lo lleva en la sangre y eso queda
claro en la historia que cuenta de su última pelea, “Hace un añito tuve una
pelea en la calle con un compañero y nos fuimos a los puños, él me tiró una
derecha fulminante y yo le contesté con un gancho a la mandíbula y lo noqueé”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario