lunes, 3 de agosto de 2015

Reportaje - Carlos Piedrahita

Con el boxeo en la sangre

Cartagena es la cuna del boxeo en Colombia, de sus barrios populares han surgido campeones mundiales. 

Cartagena. En el gimnasio Bernardo Caraballo las paredes sudan y el aire es pesado, el ritmo lo imponen los golpes que retumban contra los sacos y el sonido de las cadenas que se sacuden. Al fondo sobre un cuadrilátero, Alfonso ‘el Olímpico’ Pérez, reconocido por ser el primer  colombiano en ganar una medalla en unos juegos olímpicos, ataja los golpes de unos de sus pupilos y cada dos o tres le lanza un manotazo a la cara para entrenar su defensa.Muchos pelean por la oportunidad de surgir como profesionales, en los puños tienen la esperanza para escaparse de la calle que cada vez le quita más jóvenes al deporte.

Cartagena está directamente relacionada con la historia del boxeo colombiano, en 1898 Andrés Gómez Hoyos,  el padre del boxeo en Colombia, abrió en la Universidad de Cartagena el primer gimnasio equipado con implementos traídos de Inglaterra. “Esta siempre ha sido la mata del boxeo”, dice Juan Castro un taxista, que luego menciona algunas glorias del boxeo cartagenero, muchos de ellos amigos con los que compartió ring como amateur, Benny Caraballo, al ‘Turco’ Betruz, Ruben ‘la Cobra’ Valdez, Alfonso ‘Olímpico’ Pérez y el ‘Kid’ Pambele.


“Muchos de los jóvenes que llegan al gimnasio se han escapado de ser bandidos, yo siempre los paro y les exijo que si se van a dedicar, todo es para el boxeo”, cuenta el ‘Olímpico’ Pérez, que levanta su mirada del cronómetro y grita “tiempo”, para marcarle a Jose Luis Díaz que debe cambiar de ejercicio, “ el boxeo es cosa de hambre, este ‘pelao’ va a pelear pronto en 68 kilos y está en 71, entonces tengo que bajárselos”. Saltando la cuerda a un lado del ring de boxeo se encuentra Camilo Ibarra, de 15 años, con apenas un mes y medio en el deporte cuenta que todo esto es una excusa para canalizar su predisposición natural a meterse en problemas, “siempre ando en una pelea, y llegué al punto en que sentí que tal vez era un talento y tenía que sacarle provecho”.

Alfonso Pérez aprovecha los descansos para hablarle a los jovencitos de Dios, en un tono paternal les enseña que existe una justicia divina y que el poder que llevan en sus puños debe ser usado para el bien, “porque en el mundo está Dios, y lo que hagas mal se te regresa, no hay nada más verídico”. Pérez ha entrenado en su historia a cinco campeones mundiales, y ahora está preparando a uno nuevo, que cuenta con la racha de 19 peleas ganadas de las 19 peleadas. Para entrenar a los jóvenes llega cada día a las 6:00 de la mañana y sale todas las tardes a las 5:00. Cuenta con una pensión que le dio Coldeportes para subsistir, pero ‘El Olímpico’ se resiste a salir de las cuatro esquinas, “si yo no estoy en el gimnasio me siento mal”, concluye el hombre de 66 años, antes de girarse para a gritarle “¡tiempo!” a un luchador que golpeaba un saco en una rincón.


Juan Castro, taxista cartagenero y exboxeador.


Son pocas las veces que un boxeador sale adelante, por eso los campeones son casos excepcionales. Juan Castro empuña con fuerza el timón del taxi cuando recuerda sus aventuras como boxeador hace más de 40 años, recorre en su mente las hazañas de los que sí llegaron al profesionalismo y brinca en la silla cada que describe un golpe o una finta, “yo era más estilista y pegador”, recuerda mientras sonríe mirando por el retrovisor. De las únicas veces que salió de Cartagena fue peleando, así conoció Pereira y Bogotá, pero su carrera fue fugaz como la de muchos, tuvo apenas 25 peleas amateurs  y nunca llegó dar el gran salto, del boxeo solo le quedó una cicatriz en forma de cortada sobre el párpado de su ojo izquierdo, “ahora es más fácil, hay más patrocinadores,  con 10 peleas buenas ya estás rankeado, yo me salí porque tenía que darle comida a mis hijos, aunque sinceramente a mi me gustaba más la pelea que la comida”.

Los entrenadores del gimansio coinciden en que ahora se ve más apoyo para los boxeadores, pero también dicen que no es lo mismo el boxeo de ahora que el de antes, “éstos pelaos son más técnicos pero les falta malicia, que de eso sí teníamos antes”, comenta ‘el Olímpico’ cuando alardea de su habilidad natural como entrenador, “yo puedo decirte si un luchador va a ser campeón con solo mirarlo, se le nota en el porte, pero más que eso, en la mirada”. Con un grito la atención se desvía a un par de pequeños que acaban de llegar del precalentamiento, no pasan de los 13 años de edad y están por debajo de 1.50 metros de estatura, pero la furia de sus gritos y la intensidad con que golpean los sacos de arena son una muestra de lo que hace un momento explicaba Pérez, “ve y mira a los ojos a esos niños y te vas a dar cuenta de que si no estás entrenado, no eres capaz de sostenerles la mirada”.

El taxista esquiva las preguntas como golpes cuando se le cuestiona por su edad, la suma de sus testimonios permiten calcular unos 65 a 70 años, no tuvo la oportunidad de ser tan grande como ‘el Olímpico’ o 'Benny' Caraballo, pero el boxeo lo lleva en la sangre y  eso queda claro en la historia que cuenta de su última pelea, “Hace un añito tuve una pelea en la calle con un compañero y nos fuimos a los puños, él me tiró una derecha fulminante y yo le contesté con un gancho a la mandíbula y lo noqueé”.

Alfonso 'El Olímpico' Pérez acompañado de Jose Luis Días, uno de los jóvenes que entrena.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario