La Serrezuela atenta
contra la muralla
La reconstrucción de la antigua plaza de toros no ha tomado en cuenta
las normas de protección del patrimonio
Marcy Alejandra Rangel
Así quedará La Serrezuela en 2018 |
En la calle de la Reculada del
Ovejo, frente a las bóvedas, en San Diego, se encuentra una pared falsa y
acartonada de color blanco que muestra una maqueta tridimensional. En el
hipotético dibujo se ven personas caminando sobre un piso color ladrillo –no empedrado,
como el resto de la ciudad-, chorros de agua que emergen del suelo para disipar
el calor de Cartagena y un centro comercial enmarcado en la antigua plaza de
toros de la Ciudad Amurallada. La Serrezuela, próximo centro de convenciones,
es tema de discusión sobre si es o no un atentado al patrimonio.
El circo teatro fue construido
originalmente en 1930, por iniciativa de Fernando Vélez Daníes; estuvo abierto
hasta 1972 y fue declarado monumento nacional en 1995. Lucía tablas de madera, diseñadas
por el artesano Marcial Calvo, como las que estaban de moda en la última década
de 1800. El proyecto de reconstrucción cuesta 200 mil millones de pesos y
promete devolver a la antigua plaza sus características originales de graderías
y palcos de madera, con capacidad para 1900 personas. Pero la modernidad viene
con fuerza: 64 unidades de estacionamiento, 10 mil metros cuadrados para ubicar
100 locales comerciales, 2500 metros cuadrados para terrazas, dos fuentes grandes
con 150 chorros que se manejarán por computadora y un techo con una estructura
que, en el centro, se podrá abrir y cerrar. En una rueda de prensa, el gerente
del proyecto Aaron Cohén dijo: “En ningún otro lugar de Colombia hubiera podido
funcionar mejor un proyecto de esta envergadura porque Cartagena tiene todos
los componentes para ser única y tiene inmensas oportunidades de inversión para
fortalecerse”.
Pero las normas dicen otra cosa. El
Plan Especial de Manejo y Protección del Centro Histórico definió las formas de
movilidad: marítima a través del puerto, de tracción animal y peatonal dentro
de la muralla. A pesar de que el centro fue diseñado para ser caminado, las
aceras son excesivamente angostas y los transeúntes ocupan el poco espacio que
les queda a taxis y carros particulares. Lo que va de construcción, elimina por
completo el espacio peatonal en esa manzana. César Miranda, trabajador desde
hace 23 años del parqueadero del Supermercado Éxito que se encuentra al lado de
la construcción, señala: “Ahora esta calle no podrá ser encuentro con nadie. Si
viene un carro, Dios me libre. Hay que cambiar de dirección rapidito y sin tropezar,
porque la construcción nos quitó toda la acera”. El ciudadano cree que también
la muralla está siendo afectada, aunque no tenga detalles. “Desde que empezó la
construcción hay huecos en este sector”, agrega.
Maqueta de La Serrezuela |
Sully Moreno es habitante desde
hace 40 años de la casa amarilla que está ubicada al lado de la construcción. En
el estacionamiento, hay un celador que vigila el hundimiento que se produjo por
esos trabajos y por el hostal Agua de Coco que también se está levantando en la
intersección. “Ya los dueños llevaron el caso a la justicia, porque no nos
quieren pagar los daños que ya ni sabemos cuánto cuestan de lo importantes que
son”.
La Serrezuela es un tema tabú en
Cartagena. La Cámara Colombiana de Construcción y el Instituto de Patrimonio y
Cultura no se pronuncian al respecto. Sin embargo, el Plan de Ordenamiento Territorial aclara que dentro de la Ciudad Amurallada no deben construirse
edificaciones de más de cuatro pisos por ser un bien de interés cultural, y el
proyecto de la constructora Cohen pretende cinco, lo que hace que se destaque
por encima de la muralla. “Los Bienes de Interés Cultural solo permiten ser
ampliados cuando no haya otra forma de garantizar la sostenibilidad del propio
inmueble; pero mientras la ley se refiere a viviendas, jamás podría pensarse
que se autorizara construir cinco pisos para uso comercial”.
La nueva Serrezuela abrirá en
2018, luego de 36 meses de trabajo con mano de obra local. Producirá 200
empleos directos y 1000 indirectos. Mientras tanto, el transeúnte solo puede
ver una inmensa pared acartonada y blanca que alcanza hasta la mitad de la
calle: La Serrezuela es la acera invisible.
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