Crónica-Evelyn
Concejal
busca acabar un baile erótico.
Por de
acuerdo de ley, Antonio Salim lanza proyecto para menores.
Por: Evelyn Sofía Diaz.
Cartagena. En las letras y el cuerpo; casi 30 años después de su
nacimiento como género musical, la Champeta continúa su lucha por vivir. El
concejal del partido Cambio Radical, Antonio Salim Guerra, presentó un proyecto de acuerdo que busca
regular los bailes “eróticos” y “ sexuales” en menores de edad, para, según el “proteger la inocencia de los niños y niñas”,
evitar que éstos inicien prácticas sexuales antes de tiempo y los embarazos no deseados por la “erotización
temprana” en donde géneros como la champeta y el reguetón tendrían papeles principales.
“Ritmo
de moda, se baila en una baldosa, tiene un gran componente erótico y viene de
Colombia, que lo proyecta como un maremoto musical a toda Latinoamérica,
Estados Unidos y también a España. Es la champeta”.
Así la calificó la agencia EFE. Ese fenómeno pertenece al mar cultural de los Cartageneros
y al igual que una playa con marea alta, provoca vibraciones en las masas que
le habitan; nació y creció en las barriadas de la ciudad, vive en quienes lo
perciben más allá de la música, porque significa resistencia, expresión y
cotidianidad.
La champeta no embaraza.
Con
mensajes como este, en carteles para promocionar los bailes de picós (grandes
sistemas de sonido), lo defensores de la champeta manifestaron su indignación
por una iniciativa que, según ellos, es
anticonstitucional y atenta contra el derecho a la libre expresión y desarrollo
de la personalidad.
“La Champeta ayuda a los jóvenes a salir
adelante, a desahogar sus sentimientos de tristeza, abandono y sus sueños, no
es la causante de violencia ni embarazos”, expresó Rafael Escallón Miranda,
investigador sociocultural y de champeta
de la organización Roztro. El concejal insiste;
a más de 3.800 llegó el número de
menores embarazadas, en cifras del Departamento administrativo de salud del
distrito, y aunque no hay estudios que comprueben relación entre el contacto
físico en los bailes y el embarazo, éste afirma que se viene adelantando
investigaciones entorno al tema, en universidades como la del Valle.
“El
concejal Salim Guerra debe de saber que independientemente de lo que piense él,
o yo, o quien sea. Su proyecto de acuerdo que originalmente se presentó con el
número 126 es completamente anticonstitucional. Y creo que por lo menos eso
debería importar”. Rafael Escallón Miranda. Otro de los fuertes defensores del
género es el cantante de Champeta Charkes King: “Aparte de las connotaciones sexuales que
representan algunas letras y bailes, la champeta es sobre todo un género que
representa la identidad de un pueblo y que según, uno de los pioneros del
género, ha sido "estigmatizada" por la elite cartagenera". Manifestó
a EFE
No son bailes, sino actos sexuales.
Aún
no hay fecha estipulada para la votación del Concejo pleno, pero de aprobarse
este acuerdo, los padres de menores que sean sorprendidos incentivando estos
bailes, serán amonestados y obligados a
recibir capacitación sobre educación sexual, para “ reeducar” a sus hijos,
además quedarán con un antecedente. Salim asegura que bailar como adultos
afecta la integridad de los niños pues hay contacto físico sexual.
Todo Guerra que se respete, tiene sus batallas.
En
el año 2000, la alcaldía prohibió el uso
de los populares picós de champeta por medio del decreto 0919, argumentando que
el delirante ritmo estaba asociado a la violencia, aquellas semanas que quizás
fueron cortas para sus detractores, para sus amantes se hicieron eternas. El Concejal Salim Guerra
tiene en su apellido lo que "los champetúos” quieren ganar, porque al
parecer, una sola batalla no es suficiente para vencer. El trofeo del final
será para quien más luche, o para quien lo merezca. La “ integridad” de los
niños vs la “identidad” de un género. Champetearán y veremos.